EL TRAUMA QUE NO SE VE
Tu hijo, y el mío, están llenos de cicatrices, que seguramente perdurarán toda sus vidas, pero no están rotos. Tu hijo es una obra maestra de adaptación. Su cerebro y su cuerpo hicieron exactamente lo que tenían que hacer para sobrevivir en las circunstancias en las que nació. Los comportamientos que ves no son defectos, son características de supervivencia. En Japón, existe un arte antiguo llamado Kintsugi ( 金継ぎ ), que consiste en reparar cerámica rota con laca espolvoreada de oro. Los artesanos del Kintsugi no intentan ocultar las grietas; al contrario, las resaltan, convencidos de que la pieza es ahora más bella y valiosa precisamente por haber estado rota. Las líneas doradas que recorren el jarrón cuentan su historia, una historia de resiliencia, de transformación, de una belleza que no niega el dolor, sino que lo integra. Tu hijo es como una de esas cerámicas antiguas. No necesita ser "arreglado" para que sus grietas desaparezcan. Esas cicatrices, esas líneas...






